Crear una empresa no es suficiente para mantenerse en el mercado, sino que conocer la normativa que le afecta y poder enfrentarse a todos los problemas que se le plantean diariamente, pueden ser la clave de la permanencia de la misma en el mercado.
Muchos clientes no se conforman con un servicio mediocre, sino que demandan una prestación sobresaliente en la satisfacción de sus necesidades, que en alguna ocasión puede acarrear, si no se consigue el resultado adecuado, a una demanda contra la empresa en reclamación de daños y perjuicios.
Asimismo, también puede suceder que la empresa llegue a tener conflictos con su cliente por no abonar el importe correspondiente por la prestación de los servicios contratados. Todo ello, obliga al empresario a contratar asesoramiento y defensa letrada con el fin de estar protegido jurídicamente en cualquier momento.